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DISEÑO DE EQUIPOS EFICIENTES

Basado en  patrones de Inteligencia Emocional Social

Nuestro programa de Diseño de Equipos Eficientes, fundamenta su diseño en patrones establecidos en el desarrollo de la Inteligencia Emocional Social y en la Psicología Sistémica que estudia al individuo desde la perspectiva de su pertenencia a un grupo y de las relaciones, interacciones y normas que este concepto genera.

Ambas disciplinas están profundamente ligadas,  cuando nos adentramos en el estudio de la inteligencia emocional, descubrimos que está fundamentada en el hecho de que nuestra evolución está determinada en nuestro desarrollo como  seres sociales,  el grupo beneficio nuestra supervivencia, lo cual determina que nuestros genes reconocen al grupo como la base de su supervivencia individual.

El estudio de la IE en términos científicos y según los campos de actuación definidos por psicólogos y neurólogos expertos en la materia, se centraría en el desarrollo de cinco grupos de habilidades (1):

  • El conocimiento de las propias emociones: Reconocer cada emoción en el mismo momento que aparece.
  • La capacidad de controlar (gestionar) las emociones: Es la habilidad básica que permite adaptar la emoción al momento.
  • La capacidad de motivarse a uno mismo: Con la gestión emocional conseguimos acceder a mejores rendimientos cognitivos, mayores grados de creatividad e incremento de la motivación.
  • El reconocimiento de las emociones ajenas: En este área desarrollamos las competencias sociales necesarias para la interrelación
  • La gestión de las relaciones: La puesta en práctica de la gestión emocional social nos procura el éxito en las relaciones con los demás.
(1) referencia obtenida del libro Inteligencia Emocional, Daniel Goleman, Editorial Kairos 1996, Capitulo pag 89 y 90) para fundamentar los cinco grupos de habilidades, nos remite a: La definición básica de la inteligencia emocional puede encontrarse en Emotional Intelligence de Solvey y ayer pag 189

Como vemos el último punto trata sobre gestión de las relaciones con el fin de desarrollarlas de forma exitosa. Igualmente la psicología sistémica nos propone unas leyes sistémicas que definen la interrelación entre los individuos que componen un sistema y que están basadas principalmente en la observación de cómo funcionan diversos grupos de personas en diferentes circunstancias.

Definimos un sistema o equipo como “un conjunto estable de elementos que se relacionan entre sí dando lugar a un elemento más complejo que realiza funciones diferentes a las de las partes que la componen”. Este grupo, equipo o sistema está por lo tanto condicionado por los elementos que lo componen, por sus relaciones y por las características intrínsecas del propio equipo. Por lo que siempre tendremos en cuenta estas tres variables para el diseño de equipos eficientes o para su gestión.

En nuestro trabajo empleamos las leyes sistémicas definidas por Hellinger y Weber (2), y trabajamos con dos grupos de leyes sistémicas:

  • Leyes Sistémicas grupales
  • Leyes sistémicas individuales
(2) Bert Hellinger 1925, Desarrolladores de la Terapia Sistémica y de las Constelaciones familiares

Las leyes sistémicas grupales son las que subyacen al grupo y cada componente  percibe sus efectos solo por pertenecer al mismo:

Pertenencia: Ley que respeta la pertenencia al grupo, desde que formas parte del grupo, existe el sentimiento de pertenencia al mismo. Incluso debemos tener en cuenta a los miembros que ya no están.  Y considerar que cada uno de los miembros del equipo hace que el grupo sea distinto y único.

Antigüedad: Ley que respeta la antigüedad de pertenencia al grupo, desde que formas parte del grupo, existe el respeto a los miembros más antiguos, por lo que se establece una jerarquía intrinseca que respeta la antigüedad.

Jerarquía: Ley que respeta la jerarquía establecida por el grupo, desde que formas parte del grupo, existe el sentimiento de respeto a la jerarquía establecida.

Estas leyes grupales se observan no solo en grupos de personas, sino que también la naturaleza provee de estas leyes a múltiples especies animales, podemos ver manadas de leones con una jerarquía, pertenencia y antigüedad muy definida o grupos de elefantes con una gran solidaridad hacia los miembros más antiguos de la familia. Son leyes básicas, fundamentadas en nuestra naturaleza más primitiva, no solo nos gobiernan a los humanos sino que están en todos los ámbitos de la naturaleza.

Cuando se compone un grupo estas leyes funcionan de forma subconsciente, incluso en grupos formados con intención de linealidad en su jerarquía, existe una tendencia natural en la selección de un líder o la formación de subgrupos.  Podríamos negar su existencia o incluso diseñar equipos que rompan estas leyes, pero la experiencia nos dice que bajo la individualidad y la anarquía ningún grupo puede trabajar de forma eficiente, si deseas trabajar en equipo deberás seguir ciertas normas y siendo humano, deberás conocer cómo funcionan los procesos mentales mas primitivos.

Por otro lado trabajamos con otras tres leyes sistémicas individuales, estas leyes están en el subconsciente de cada individuo, el individuo las busca en el grupo y si se produce alguna disfuncionalidad sobre ellas tanto el individuo como el grupo se ven seriamente  afectados

Equilibrio: Ley que respeta el equilibrio deseado por sus miembros del binomio DAR-RECIBIR desde que formas parte del grupo, existe un deseo individual de que tu relación en el grupo te aporte beneficios a la vez que tu los generas en el grupo con tu desempeño.

Reconocimiento: Ley que respeta las competencias de cada uno de sus miembros, desde que formas parte del grupo, existe un deseo individual de que  se valoren tus competencias dentro del grupo, lo cual motivara tu desempeño y potenciara tu operatividad

Pautas/Normas: Ley que respeta las normas o pautas establecidas por el grupo, desde que formas parte del grupo, existe un deseo individual de conocer las normas que regulan el grupo, para mejorarlas, generarlas o cuestionarlas. De aquí obtendremos en último lugar su eficacia.

Como hemos dicho estas leyes subyacen a cada individuo que pertenece a un equipo, si no siente el equilibrio entre el dar y el recibir, su compromiso con el grupo se diluirá hasta desaparecer e inevitablemente saldrá del grupo o será desplazado por los demás. Igualmente sucede lo mismo si las competencias individuales de cada individuo no son reconocidas y por ultimo sino existen pautas o normas que regulen el grupo.

En este punto es donde entroncamos con los principios que trabaja la IE en el área del diseño de equipos eficientes, la IE considera que los equipos eficientes se diseñan o gestionan basándose en el siguiente principio: “Un grupo es Emocionalmente Inteligente cuando es capaz de diseñar normas que lo auto-regulen”.

Para conseguirlo debemos gestionar la expectativa individual de cada uno de sus componentes mediante la negociación, para ello deberemos tener en cuenta tres conceptos: Expectativas, Relaciones y Negociación.

En el estudio y diseño de cuatro fases básicas: Recreación, Relación, Desafío y Cambio, y haciendo al equipo consciente de las leyes sistémicas que lo gobiernan, podemos hacer que un equipo se auto-gestione de forma eficiente. En conclusión no vamos a darles recetas prefabricadas de cómo mejorar, sino que les vamos a enseñar a que diseñen su propia receta y de que  sean conscientes de que deberán actualizar la receta cada cierto tiempo.

Es un proceso que se puede emplear en equipos ya formados, en equipos provisionales, en equipos incipientes, grandes, pequeños, profesionales. Si son un sistema la metodología funcionara pues está basada en los principios más básicos de convivencia, en activar nuestras competencias emocionales, en tener un objetivo común y unas normas que nos ayudan a conseguirlo. No es ninguna teoría novedosa es mas bien una teoría muy antigua que parece que hemos olvidado o que ha sido desplazada por otros avances.

 

Rediseñate

REDISÉÑATE

Gestión del Cambio

¿Quién no ha pensado últimamente en rediseñar su vida?

En España en estos últimos años han sido muchas las personas que han rediseñado su vida, unas veces por iniciativa propia, otras veces por que la iniciativa la ha tomado el entorno.

Cuando el entorno cambia, nosotros sufrimos las consecuencias, pero la Gestión del Cambio no es una herramienta que el ser humano maneje con facilidad, a la primera señal de cambio solemos salir corriendo o bloquearnos de manera irracional, ¿Por qué nos sucede esto? ¿Cuáles son las claves para manejar el cambio?

De forma general cuando nos enfrentamos al cambio, nuestro cerebro experimenta un rechazo, pues se produce una reacción límbica que hace que las emociones nos bloqueen, no podemos pensar de forma racional, el plano emocional nos bloquea e irrumpe en el pensamiento racional.

Es conocido que como especie, llevamos caminando erguidos como homo-sapiens solo 50.000 años y hemos desarrollados nuestras civilizaciones  en apenas un 10% de ese periodo, por lo que no tenemos un control muy eficiente de nuestro cerebro más primitivo, en consecuencia el control emocional no es uno de nuestros mayores fuertes.

Pero también hay que considerar que la parte de nuestro cerebro que si que nos ha hecho que seamos seres evolucionados, el cortex posee los mecanismos para gestionar esas emociones, por lo que con un entrenamiento programado de cómo gestionar el cambio podemos romper estas limitaciones y encontrar las herramientas para su gestión.

Una herramienta derivada de dicho entrenamiento es la orientada al Rediseñarse personalmente, cada individuo debe explorar de forma particular cuales son las herramientas de las que dispone para encajarlas en una nueva disposición con la cual se pueda adaptar de forma óptima al entorno. Por ello debe hacer un chequeo profundo de lo que lleva en su trayectoria vital, para aprovechar hasta la última pieza de su caja de herramientas. Además de considerar que nuevas piezas debe adquirir en forma de competencias para adaptarse al cambio en el que está inmerso.

La herramienta de Rediseñarse no es una herramienta para momentos de crisis, es una herramienta fundamental para cualquier ser humano, pues sabemos que solo las especies que evolucionan y que se adaptan al entorno son las que sobreviven, no debemos esperar que el entorno cambie y se adapte a nuestra existencia, somos nosotros los que debemos cambiar con el entorno. Aunque durante años de civilización el ser humano ha modificado el entorno de manera que ninguna otra especie lo ha hecho, sin embargo ha sucedido para  obtener una supervivencia como grupo social, no de forma individual, por lo que no podemos esperar ser considerados por el entorno como una pieza indispensable, sino como un elemento prescindible en el beneficio global como especie.

Parece que estuviéramos hablando de alguna novela de ciencia ficción, pero no hay mejor ficción que profundizar en la realidad para encontrar que también lo que nos hace fuertes como especie, nos hace fuertes como individuos y por ello podemos emplear esas mismas herramientas en nuestra gestión personal del cambio.

En nuestra conferencia REDISEÑATE encontraras algunas de las claves que te pueden ayudar a “navegar en la tormenta del cambio”, de forma breve y concisa obtendrás las herramientas para Rediseñarte personalmente.

Consulta en el apartado de Talleres donde vamos a dar nuestra siguiente conferencia REDISEÑATE

 

¿Te sientes el espectador de la película de tu vida?

Articulo (imagen cine)

Hemos comentado en otras ocasiones que tenemos un mecanismo mental que nos permite contarnos historias a nosotros mismos, sobre la base de esas historias diseñamos nuestra vida y planificamos nuestras futuras acciones.

Desde muy pequeños vamos construyendo esa historia que será nuestra futura vida, “seré bombero ”, “yo seré medico”…es la estrategia valida que nos prepara para vivir nuevas experiencias y que finalmente construye nuestra identidad.

Según avanzamos con el diseño de nuestra identidad las personas comienzan a ser “actores” que interpretan la película de su vida, mientras acometes esta tarea estas activo, introduces novedades constantes en tu forma de hacer las cosas. Esta etapa se configura en la edad adolescente y avanza hasta la edad adulta, mientras eres joven estas descubriendo donde encajar, como vestir, como hablar, como comportarte, que estudiar, donde vivir, con quien compartir tu vida, todo es nuevo y apasionante, y nos encanta improvisar y adentrarnos donde nunca antes lo habíamos hecho (pues no había un antes..) es la fase más activa de nuestra existencia, por ello la recordamos con verdadera ilusión.

Esta etapa se va consolidando y va dando paso a la forja de la identidad, te conviertes en la persona adulta que sabe quién es, que ha adquirido conocimientos y experiencias, que dice las mismas cosas, que ha establecido sus convicciones y que persigue su lugar en la sociedad, en conclusión cualquier adulto tiene un deseo inherente de ocupar un lugar en la sociedad, en cualquiera de sus estratos, ámbitos o facetas profesionales o personales.

Llegados a esta etapa nos encontramos con millones de personas “actuando” en la película de su vida, si salimos a la calle y miramos a nuestro alrededor encontramos que cada persona tiene un papel que representa todos los días de su vida.

Seguro que hemos vivido ocasiones en las que tienes un encuentro con una persona ya sea esta conocida o desconocida en la que cruzas unas palabras de interés por la vida del otro y que preguntas ¿Qué tal te va? ¿Qué haces? ¿A qué te dedicas? Esta persona sacara el guion de su vida para hacer un pequeño repaso y sintetizarnos los puntos más importantes y determinantes en lo que ella considera que va a reforzar lo que en ese momento define su identidad.

Hasta este punto todos podemos captar la metáfora de ser los actores de nuestra vida, pero ¿qué pasa con la variante extrema de este concepto? Si dicho concepto lo llevamos a uno de sus extremos nos encontramos con gente que pasa de ser el actor de su vida y se convierte en el espectador la misma, estas personas cuentan su vida desde la perspectiva del que la observa desde fuera: “nadie cuenta conmigo, mi opinión no les vale”, “fíjate como actúa, es que no me entiende” “ todo lo que dice es por mí, seguro que me tiene manía” “no sé qué hacer, este tema me supera”. Cuentan su vida desde fuera, desde la perspectiva ajena, todo sucede de forma que no se puede hacer nada, es inevitable y empieza a superarles,  por lo que deciden ser espectadores y mirar la película desde fuera.

Este síndrome del “espectador pasivo” se reproduce cada día mas, cuando a estas personas se las sugieres volver a ser los actores de su película, se inquietan, se ponen a la defensiva y aportaran cientos de razones con las que justifican su inacción, para ellos todo es imposible y definitivamente no se puede hacer nada para solucionarlo.

Estas personas han decidido tomar una actitud inmovilista, con miedo al fracaso, con baja autoestima y con un alto grado de victimización.

Desde el inmovilismo no se alcanza ninguna meta, es necesario interactuar para acometer cambios en nuestro entorno, aunque a veces la acción sea la inacción, aunque esta deberá estar estratégicamente premeditada. Si deseas ser parte del cambio, (pues inevitablemente las cosas cambian constantemente), debes interactuar, pues sin tu interacción, no puedes ser parte de la ecuación de cambio y tampoco parte del resultado de dicha ecuación, por ello el primer paso sería volver a la acción y la involucración directa en el tema.

En segundo lugar, con el miedo al fracaso no se puede acometer casi ninguna nueva acción, pues el fracaso está implícito en las nuevas experiencias, por cada acción acertada hemos obtenido el triple de fallidas como mínimo. Debemos asumir el fracaso como algo inevitable y no asumirlo como algo personal que daña nuestra autoestima. No todas las acciones serán acertadas pero todas ellas te acercaran a la más valida por lo que inexorablemente debemos fracasar para triunfar.

Por último una consecuencia de esta actitud extrema es la auto-victimización, este individuo se convierte en una nueva versión de sí mismo en la que todo le ocurre a él y efectivamente seguramente que todo le está afectando, pues si apenas acomete acciones correctoras las circunstancias les excluyen del resultado, y además los pequeños intentos se convierten en fracasos, la victimización es una consecuencia inevitable, pero como decimos es una consecuencia , no es el origen de su condición, por lo que tomando consciencia de esta situación debemos invitar a estos individuos que no se consideren victimas sino responsables de sus vidas, que generen una nueva dinámica que les permita tomar de nuevo las riendas de su existencia, que asuman el fracaso como las piedras del camino al éxito y que vuelvan a ser los protagonistas de una vida completa.

 

 

LA IMPORTANCIA DE “COMO LO DICES”…

Articulo primavera 2013

Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

Cuenta una vieja historia que en una ocasión un sultán soñó que había perdido todos sus dientes, alarmado por su sueño mando llamar al adivino de la corte para que interpretara dicho sueño, a lo que el adivino le contesto- “¡Que desgracia mi señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad..”

El sultán enfurecido, hizo marchar al adivino imponiéndole 100 latigazos por insolente.

Pero no satisfecho y cada vez más preocupado, mando llamar a otro adivino de un reino más lejano, este después de escuchar al sultán le dijo- “¡Enhorabuena señor, gran felicidad os ha sido concedida! El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes”. El sultán lleno de alegría premio al adivino con 100 monedas de oro

Un sirviente mientras acompañaba al adivino a recibir su premio, le pregunto incrédulo,-“No entiendo que ha pasado, las dos predicciones significaban lo mismo, porque el sultán castiga a uno y premia al otro”.

El adivino le contesto- “La verdad puede compararse con una piedra preciosa, si la lanzamos al rostro de alguien, puede herirle, pero si la ofrecemos en un delicado embalaje ciertamente será aceptada con agrado”

Después de leer esta pequeña fabula popular, nos encontramos con una gran verdad, vamos a ver como la embalamos para poder todos asimilarla. En principio todos compartimos que la idea es correcta, ¿pero estamos acostumbrados a embalar nuestras comunicaciones, o no tanto?…

Pues podríamos decir que uno de los grandes problemas de la convivencia a cualquiera de los niveles y en cualquier entorno es la comunicación. La comunicación genera un engranaje de acciones que nos ayudan a sobrevivir en un entorno social, general o particular, ya sea el familiar,  el comunitario, ciudadano o estatal.

Vamos a recordar la última comunicación que no fue lo fructífera que nos hubiera gustado que fuera. ¿La tienen en mente? Pues lean las preguntas siguientes e intenten imaginar la situación vivida:

.-  ¿En qué entorno se produjo? El entorno era adecuado, era el momento oportuno? Muchas veces el desacierto era el entorno de la comunicación, la otra persona estaba distraída o muy ocupada, estaba rodeado de otras personas que no eran las apropiadas para las subsiguientes consecuencias del conocimiento del hecho. Tenemos que hacer una buena elección del entorno de la comunicación y como va a influir en el receptor

.-  ¿Cuál era el estado de ánimo del receptor? Después de analizar el entorno físico, tenemos que analizar el entorno emocional del receptor, ¿cómo está? ¿Está preocupado? ¿Tiene fortaleza emocional para encajar lo que vamos a contar? No es lo mismo un estado que otro, en un estado de alta emocionalidad su cerebro racional no funciona de manera óptima, le va a costar entender la importancia de la comunicación.

v  ¿Cuál va a ser la reacción del receptor? Si podemos hacer una previsión de sus reacciones, podremos preparar nuestras palabras para que nos ayuden a construir un embalaje y no sea un lanzamiento de piedra.

v  ¿Cuáles van a ser las consecuencias de nuestra verdad? Tenemos que anticiparnos a las consecuencias, si el receptor va a poder aceptar o encajar las consecuencias. Para ello muchas veces podemos compartimentar nuestra verdad, no hace el mismo daño una piedra que un puñado de arena

.-  ¿Conocíamos profundamente al receptor? Muchas veces nos aventuramos a pensar que conocemos a los receptores de nuestras comunicaciones mejor de lo que realmente les conocemos. Para resolver las cuestiones anteriores, debemos reflexionar sobre ese conocimiento, si no podemos contestar alguna de las anteriores preguntas a lo mejor debemos trabajar más nuestra comunicación

.-  ¿Éramos la persona adecuada para hacer la comunicación? Pues quizás si o quizás no, también tenemos que dirigir las anteriores preguntas hacia nosotros mismos, que ambiente, que estado de ánimo,  me beneficia a mi también y que consecuencias van a derivarse y van a recaer sobre mí.

.-  Por último: ¿Elegimos las palabras adecuadas? ¿Preparamos nuestro discurso? Una forma inequívoca de error es improvisar una comunicación, la comunicación hay que prepararla, hay que elegir palabras positivas, amables, concretas y sencillas. En conclusión cuanto más preciosa es la piedra, más tiempo tenemos que invertir en preparar el embalaje.

En conclusión debemos trabajar la comunicación, el embalaje no significa nada más que trabajo, o en todo caso intuición si ya conocemos a la persona, pero sin olvidar que la intuición es solo el acto reflejo de un trabajo o conocimiento previo.

Ambos embalajes sirven para que la piedra preciosa llegue como un regalo y no como una agresión. Podríamos decir que el existe el arte de la comunicación, o lo que nosotros trabajamos en Coaching como “Comunicación Efectiva”, ¡si no la trabajan, no se lamenten de sus 100 latigazos!!…

El mejor regalo: Un Feed-back productivo!!

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Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

El otro día me preguntaban qué significaba la palabra “feed-back”, -me quede un momento pensando, y me dije- “lo interiorizado que tenemos el anglicismo en nuestro vocabulario habitual”.

Su traducción literal es “retroalimentación”, pero sinceramente en español no me suena nada bien, será porque no lo hemos popularizado desde nuestra cultura y suena a ingeniería de procesos.

En fin anglicismos aparte y pensando en el significado, podemos decir que una retroalimentación positiva, venga de donde venga es un preciado regalo.

Lo pienso así, primeramente por la experiencia obtenida en nuestras sesiones de Coaching y en segundo lugar por mi experiencia personal.

Partimos de la base de que hay tantas percepciones de la realidad como individuos hay en el mundo, por lo que concluimos con que nuestra realidad es única e intransferible y debemos tener en cuenta, que cuando hacemos uso de ella para acometer cambios en nuestra mejora personal, percibimos que es en cierta forma bastante limitada.

¿Cómo podríamos romper esas limitaciones? Pues una de las formas es conocer como los demás perciben nuestra realidad. Tomemos una similitud imaginando que le pidiéramos a un grupo de gente que nos sujetaran varios espejos que reflejaran toda nuestra persona desde todos los ángulos, en un solo instante, seriamos capaces de vernos al completo, cosa imposible cuando estamos solos.

Si esto mismo lo trasladamos a la percepción que los demás tienen de nuestras competencias, encontraríamos una perspectiva ampliada de nuestra percepción de la realidad personal.

En este caso y puestos a pedir favores, vamos a seleccionar a personas que nos ayuden positivamente a conseguir nuestro objetivo. En un principio pensaríamos en personas allegadas que hayan convivido con nosotros en diferentes ambientes por un tiempo extenso. Por otra parte también debemos seleccionar personas que hayamos conocido en diferentes ámbitos y circunstancias, ya sean locales, culturales, sociales y temporales. En este caso podríamos decir “que en la variedad está el acierto”.

Una vez seleccionado el grupo de personas,  porque no  hacer nuestra solicitud  con preguntas directas sobre que han visto en nosotros cuando desarrollábamos una competencia concreta. Nos sorprenderá gratamente descubrir que al prójimo le gusta ayudar, cuando se le solicita la ayuda de una forma directa y con un fin de mejora personal, y en casi todos los casos obtendremos una respuesta sincera y positiva, con sugerencias para afrontar el cambio.

En estas fechas que se acercan, cuando nos presentamos ante los demás con bonitos regalos podríamos pensar que un regalo muy preciado que  es recibir un feed-back positivo y sincero que nos ayude a vernos con una amplia perspectiva que facilite la mejora personal.

(Para más información pueden consultarnos por los procesos de Feed-back 360º en mejora de competencias)

Postergamos lo difícil, pero lo difícil es lo que marca la diferencia…

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Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

“Postergar”, que palabra más complicada de pronunciar, aunque encontramos otra palabra sinónima “procrastinar” que le gana en cuestiones de pronunciación, ambas complicadas de pronunciar pero sencillísimas de ejecutar.

Postergamos todos los días, a veces varias veces y llevamos a con nosotros una lista inmensa de cosas postergadas que residen en la bandeja de pendiente. Incluso podríamos decir que podemos elaborar una lista de las posibles candidaturas para postergar en el futuro.

Si hacemos la lista mental tenemos clarísimo las que se van a llevar todas las papeletas, por lo que podríamos decir que siguen un patrón o varios patrones. Si pasamos la lista de mental a escrita podemos chequear la incidencia del patrón o patrones.

Postergamos cosas que nos incomodan hacer, decir,  ordenar, cambiar, abandonar…todas ellas con un denominador común: son cosas que están en nuestras manos, pues no solemos postergar lo que tienen que decir y hacer los demás, para ello no postergamos recordarle al prójimo sus compromisos.

Por lo que un primer patrón común podríamos decir que son cosas que están en nuestro poder, o como decimos coloquialmente “están en nuestro tejado”

Otra característica puede ser en la mayoría de los casos, es que son cosas que nos acompañan por bastante tiempo, incluso a veces se convierten en pasajeros silenciosos de nuestro tejado. Parece que quisiéramos olvidarlas con la esperanza de que desaparecieran por el hecho de ignorarlas, pero no desaparecen.

Vamos a emplear un símil para explicarlo, y para ello vamos a enunciar el principio de la conservación de la energía que dice- “la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”, pues algo parecido le ocurre a nuestras tareas aplazadas, que no se destruyen solo se transforman en una variante de lo que fueron en origen. Por ello, si debíamos decir algo a alguien y lo postergamos, con el tiempo se puede convertir en una intensa discusión, o si debías llegar a un simple acuerdo, con el tiempo se convierte en una dura negociación…

Por ello deberíamos valorar en que se puede convertir nuestro espécimen con la variable tiempo insertada en la formula.

Por otra parte no queremos tomar el hecho de postergar como fundamentalmente pernicioso, en algunas ocasiones si el aplazamiento es moderado, nos da perspectiva de cómo actuar con más datos que nos aporta el tiempo, por lo que un aplazamiento controlado y consciente nos puede servir de ayuda para dirigir nuestras acciones de una forma o de otra y elegir la más adecuada.

Este podía ser otro patrón, el hecho de postergar de forma reiterada, inconsciente o desmedida, evidencian el hecho de que postergar no está facilitando nuestra decisión sino que simplemente la está ignorando. Por lo que volviendo al hecho de que por mucho que ignoremos algo, ese concepto no va a desaparecer, sino que más bien mutara en otro concepto de igual o peor desenlace, y después de haber chequeado que le hemos dado un tiempo prudente y consciente para su observación, debemos evitar postergar nuestros actos pues igual que hemos comentado en anteriores artículos, solo obtendremos un desgaste energético que no aporta fruto alguno a nuestra conducta ni al entorno que sufre las consecuencias de nuestros aplazamientos.

El aplazador compulsivo debe hacer una observación de su habito de postergar, pues el enfrentamiento con una dificultad consciente puede abrirnos la puerta para romper limitaciones ocultas en el hecho de diferir nuestros actos o decisiones, y si  profundizando encontramos la razón última de dicho acto, podemos utilizar herramientas para limar el aplazamiento reiterado y hacerlo desaparecer para siempre.

Por ello nuestra invitación a romper con la dificultad, pues es la manera de marcar la diferencia con lo habitual de nuestros actos.

Cuidado con lo que te cuentas, que al final se convierte en realidad…

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Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

¿Qué cosas te cuentas a ti mismo? ¿Te reprochas hacer las cosas mejor? ¿No ser más decidido? ¿No decir lo que deseas? ¿Controlar tus palabras? ¿No ser tan impaciente?…

Pueden ser millones de cosas las que nos decimos constantemente.. ”No sé qué me pasa, pero es que siempre hago lo mismo”

Ese dialogo interno nos acompaña todos los días de nuestra vida en más de una ocasión. Pasamos por diferentes situaciones, pero el dialogo permanece y nos recordamos incesantemente lo que “somos” y como no podemos evitar “serlo”…

¿Qué sentido tiene este dialogo que mantenemos con nosotros mismos?

Primeramente puede reflejar una observación de cómo resolvemos los distintos sucesos que se nos presentan, marcando un patrón repetitivo de su resolución por nuestra parte.

En segundo lugar (y aquí se presenta la parte interesante) nos llevan a un callejón sin salida, en dicho callejón golpeamos nuestra cabeza contar la pared del fondo y nos repetimos nuestro mantra “soy un impaciente, soy un impaciente…” anclándonos en nuestra imposibilidad de dejar de resolver dicho suceso sin repetir nuestro patrón de conducta.

Mientras estamos atrapados en nuestro callejón parece que la culpa es de la pared del fondo, esa pared esta allí y no nos deja avanzar, es una pared alta e infranqueable, que lleva allí desde ya no sabemos cuándo, porque ya me lo decía mi madre “ eres un impaciente”…

Nuestras visitas al callejón no son del todo desalentadoras, pues es un sitio conocido, que ya hemos hecho nuestro, que nos reafirma en nuestra conducta y nos libera de cierta responsabilidad. Parece que el callejón ya estaba allí antes de que nosotros existiéramos, en cierta forma está anclado a nuestros genes, pues también le oíamos a nuestra madre decir “eres igual de impaciente que tu padre”…

Bien vista la situación, es como estar en casa, quizás lo visitamos más que nuestra casa…pero vamos a volver a mirar al callejón, esa pared estaba allí o la hemos construido nosotros? ¿A lo mejor la construyo mi madre cuando era pequeñito? Pero el caso es que alguien la ha tenido que construir. Lo importante no es pensar quien la ha puesto allí, sino que si se puede construir, se puede demoler, y aquí entra nuestra acción personal.

La forma en la que nos hablamos nos lleva a ciertos callejones sin salida en los que repetimos patrones aprendidos que nos liberan de cierta responsabilidad en nuestros actos.

¿Qué podemos hacer para demoler estos callejones?

La primera acción es tomar consciencia del patrón, cada vez que el dialogo se presente, debemos tomar consciencia de que está sucediendo “Ahora me estoy hablando y contando lo de siempre”. Seamos conscientes de que nos adentramos en el callejón.

La segunda acción es contrastar su veracidad ¿estamos siendo realmente impacientes? Para ello buscaremos otros patrones de conducta que contrastar con el nuestro y equipararemos nuestro patrón a otros para por medio de la comparación estimar que medida de impaciencia tenemos.

La tercera fase es preguntarnos como nos gustaría que fuera nuestro patrón, menor, mayor, nulo, tenemos que focalizarnos en un nivel para jugar con un objetivo lo más certero posible.

Una vez que hemos tomado consciencia de que sucede, de cuando de a qué nivel y de cómo nos gustaría que evolucionara, dejemos de mantener ese dialogo interno y cambiémoslo por otro alternativo que nos ayude a conseguir nuestra nueva meta, por ejemplo “las cosas necesitan más tiempo y yo se lo voy a conceder” de esta forma el dialogo nos proveerá de ciertos mecanismos de escape del callejón que solemos visitar.

Por ello y como en todas las ocasiones les invitamos a que “se hablen” de manera correcta con el fin de  procurar mecanismos de demolición de paredes, que construimos nosotros mismos y que no nos dejan avanzar, circulen por vías con salida y empleen sus energías en construir caminos de desarrollo.

¿Con qué están realmente comprometidos?

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Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

Vamos intentar que consigan responder a la pregunta enunciada a través del presente  artículo. Podríamos decir que es una nueva modalidad de articulo-test con un final feliz. Esperamos que les sea de utilidad.

Empecemos a desgranar con que cosas están comprometidos.  El primer chequeo es buscar algo con lo que llevan mucho tiempo involucrados voluntariamente, puede ser un deporte, unos amigos, su pareja, su trabajo. Busquen algo que cumpla dichas características y anótelo, puede ser una cosa o varias pero debe cumplir la premisa que hemos enumerado, deben llevar mucho tiempo involucrados con dicha actividad o persona de forma voluntaria.

¿Cómo definiríamos el concepto “mucho tiempo”? Podríamos decir que “mucho tiempo” es más cantidad que el empleado que con el resto de las cosas que no están en la lista.

¿Cómo podríamos definir la voluntariedad de su implicación? Pues chequeando si en el origen o en el transcurso del tiempo sienten que la actividad o la persona no se les presenta impuesta.

¿Cómo lo ven? Tienen hecha su lista? Quizás han  empezado con una lista mental pero han tenido que tachar algunas cosas, o quizás las han ido cambiado, sigan adelante, entendemos que  no es una pregunta que se hagan todos los días, pero hoy es el día que se te ha presentado delante y ahora están pensando en ello, algo debe  estar pasando  por su mente para querer acabar de saber que sucede con sus compromisos.

Sigamos con el chequeo, ahora tienen unas cuantas cosas con las que sienten que están comprometidos, vamos a ver más características que tienen estas cosas de su lista.

Otra posible característica es que las tienen habitualmente en sus pensamientos, no las olvidan, ni las postergan, ni las cambian. Están con ustedes constantemente, las adaptan a su ritmo de vida y las llevan allá a donde vayan. (Ahora pueden chequear en la lisa si todas lo cumplen).

Otra característica probable es que no les cueste ejecutarlas ni mantenerlas, son cosas con las que se sienten bien, las hacen de una forma natural, no están forzadas, son naturales y afines a su manera de ser. (Pueden volver a leer su lista y comprobar si todas  cumplen esta segunda característica).

Una tercera característica es que el tiempo pasa volando cuando están inmersos en su actividad, pasan los minutos, las horas y cuando se dan cuenta tienen que dejarlas porque el tiempo se ha agotado y deben dedicarse a otras actividades. (Sigan chequeando su lista).

Una cuarta característica es que llevan mucha parte de su vida con ustedes, ahora que lo piensan eran muy jóvenes cuando comenzaron a tener interés por esas actividades, o si no lo eran realizando exactamente esa misma actividad, realizaban otra que estaba vinculada con esta de alguna forma.

Es curioso, ¿verdad? No se habían fijado nunca en que estas características eran comunes en las actividades o personas con la que “realmente están comprometidos”.

Donde queremos llegar con esta reflexión, pues queremos llegar a qué relacionen dichas características con su vida actual y las utilicen para chequear si en un futuro van a poder comprometerse realmente con nuevas actividades o personas.

El compromiso es el gran ausente en nuestra sociedad actual, las personas faltan a sus citas, postergan tareas, dilatan compromisos, posponen reuniones y todo ello sucede en el ámbito social habitual, no hay características externas que lo motiven, más bien los factores ambientales son los que sirven de escusa perfecta, “no pude ir porque llovía” “en el último momento me surgió un imprevisto”, “ si hubiera podido lo hubiera hecho, pero fue imposible”. Estos factores externos curiosamente no aparecen cuando realizamos una de las cosas de nuestra lista, en ese caso luchamos contra factores atmosféricos, sociales e imprevistos, lidiamos con cualquier tipo de situación cuando lo que vamos a hacer cumple las características que antes hemos enumerado.

Entonces cual es la moraleja del artículo, pues es muy sencilla: “solo nos comprometemos con lo que realmente hemos elegido por propia voluntad y queremos hacer”. Por lo que no se engañen, esta es una forma de chequear nuestro compromiso con las cosas/personas, si postergamos, dilatamos, evitamos y abandonamos, podemos decir que no estamos comprometidos con esa actividad o persona.

Por ello una vez más les invitamos a que no pierdan el tiempo y sobre todo no se lo hagan perder a los demás, si algo no funciona es mejor tomar consciencia de ello y no comprometerse, pues no hay nada menos recomendable que perder sus energías y las de los demás, en postergar, dilatar, evitar y abandonar. Empleen su energía en fomentar compromisos y disfrutar de su desenlace de una manera honesta y autentica, generaran una gran satisfacción personal y una gran mejora social para su entorno.

El Cerebro la máquina perfecta… ¿alguien sabe dónde está el manual de instrucciones?

Imagen articulo marzo2012

Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

“El cerebro no es del todo como un ordenador, sino más bien como  un ordenador que cambia continuamente” (Roger Penrouse)

Si consideramos el cerebro mas como una maquina completa, que no perfecta, podríamos preguntarnos ¿Por qué no lo utilizamos mejor?

Todos tenemos esa sensación de que si nos dieran el manual de instrucciones, le sacaríamos un mayor rendimiento.

Pero ¿qué le pasa a esa máquina completa que cambia constantemente? Podríamos decir que es como adquirir una nueva aplicación para nuestro ordenador y cuando ya la sabes usar cambia automáticamente a la siguiente versión. Con este planteamiento, nos solo necesitamos un manual de instrucciones, necesitaríamos muchos.

Además debemos considerar que partimos de la base de que no hemos leído ni siquiera el primer manual, de hecho llevamos pocos siglos escribiendo dicho manual, es poca la gente interesada por el funcionamiento de esa máquina que tenemos entre los hombros.

¿Por qué tenemos tan poco interés? Podríamos hacer una equivalencia con el momento en el que nos enfrentamos al uso de un nuevo electrodoméstico, seguramente nos pondremos a tocar todos los botones antes de plantearnos la posibilidad de sentarnos delante del manual del usuario.

¿Podríamos llamarlo impaciencia, curiosidad, pereza, falta de habito? Qué podría ser?

¿Nos ocurre lo  mismo con nuestra cabeza la usamos y usamos sin pararnos un momento a observar cómo funciona?

Parémonos un momento y observemos como funcionamos, no hace falta leerse grandes tratados de neurología, vamos a interesarnos solo un poco en algo que define como somos y quienes somos.

Si nos observamos, podemos detectar nuestros razonamientos, nuestros recuerdos, nuestras emociones, nuestros sueños, nuestra imaginación, nuestra percepción sensorial, nuestros aprendizajes, nuestras funciones vitales y nuestros actos. Todo ello  percibimos que funciona a todas horas, nuestro cerebro no descansa aunque nosotros si lo hagamos.

Una vez que hemos tomado consciencia de todas ellas, el segundo paso es observar cómo interactúan. Una percepción sensorial, provoca una emoción y una emoción puede bloquear o potenciar un razonamiento. Igualmente un razonamiento puede generar una acción u su repetición un hábito que a su vez se convierte en una acción automatizada. Podríamos seguir enumerando infinitas interacciones de nuestros funcionamientos básicos, dicho engranaje interactúa incansablemente y nos define como personas.

Pero volviendo al inicio y recordando que hemos empezado expresado que somos una maquina en constante cambio, ¿cómo podemos hacernos participes de ese cambio sin ser meros observadores de su funcionamiento?

En primer lugar era importante considerar la observación de las funciones y de su interacción, ahora en segundo lugar deberíamos encontrar la palanca de cambio. Dicha palanca la encontramos cuando deseamos modificar alguna de las interacciones, para ello la debemos aislar, posteriormente ver con que interacciona y en tercer lugar  practicar una y otra vez  con su gestión, modelando poco a poco la intensidad de la interacción.

Podemos usar el ejemplo de la percepción que genera una emoción y esta a su vez mantenida en el tiempo un estado de ánimo. Cualquiera de las interacciones y su modulación a la larga nos generarán un cambio, de forma que nuestro estado de ánimo variará de la manera que hayamos elegido.

No estamos diciendo en ningún caso que el proceso sea sencillo, de hecho es más sencillo cuando más jóvenes somos, en la medida en que un cerebro es menos plástico la dificultad requiera mas entrenamiento, pero en todos los casos con el suficiente entrenamiento podemos gestionar las interacciones.

Con todo ello les sugerimos que se conviertan en escritores de su propio manual de instrucciones, nuestra maquina cambia con nosotros, pero en este caso ustedes estarán al mando de la maquina y no a merced de ella. No lo dejen para mañana, de momento este articulo ya ha modificado alguna interacción, sigan practicando..

“Estar Feliz”  Vs “Ser Feliz”…

Imagen articulo febrero 2012

Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

Muchas son las cuestiones que la humanidad se plantea respecto al termino felicidad, pero sea cual sea la cultura, sociedad o época, en todas ellas existe el citado termino. La pregunta primigenia seria ¿Qué es la Felicidad? Que nos planteamos cuando  a alguien le preguntamos ¿eres feliz?

Primero nos podemos plantear: ¿Qué esperamos escuchar?, en casi todos los casos, en el fondo de nuestro ser  deseamos escuchar  una respuesta afirmativa, aunque también somos conscientes del concepto subjetivo que implica la palabra felicidad, pues para cada ser humano existe una definición de “su felicidad”. No podemos saber porque es feliz o porque no, es su felicidad y no la nuestra.

También somos conscientes del concepto dinámico que implica la palabra, pues los niveles de felicidad varían con el tiempo, no siempre somos igual de felices. Aunque a algunas personas las percibimos más felices que a otras.

No debemos olvidar tampoco la interdependencia corporal y social que nos vincula con el término felicidad. En el caso del vínculo corporal sabemos que cuando nos acompaña una enfermedad física o mental es difícil encontrarse feliz.

Respecto al vínculo social, podemos decir que nuestras relaciones sociales, nos proveen de momentos de felicidad muy distintos. En unos entornos sociales estamos más felices que en otros.

Revisados todos los  matices anteriores, podemos volver  a preguntar a nuestro interlocutor,  ¿Eres feliz o estas feliz?

¿Qué obtenernos con esta nueva pregunta? Es una pregunta que nos amplia nuestra visión de la felicidad de una manera diferente “Hoy no estoy feliz, pero soy feliz” con ella caben  dos posibilidades que parecen contrapuestas en un mismo instante.

Ahora les invito a que hagan suya la anterior afirmación,  exploren que les aporta esta nueva visión.

En mi caso me aporta la asunción de la temporalidad de la que hablábamos, asumimos el flujo de cambio de los acontecimientos. Hoy es un día diferente de mañana y diferente de ayer, ¿por qué va a ser igual entonces el estado en que te encuentras? Puedes permitirte no estar feliz hoy, dejando las puertas abiertas al mañana, o viceversa.

Otra perspectiva que obtengo es el respeto al aspecto subjetivo de la felicidad, “estoy feliz independientemente de que otros no lo estén, o de que no compartan mi felicidad”; asumo que mi realidad es única, y dentro de ella desarrollo mi felicidad. Definitivamente no podemos ser felices en el cuerpo de otra persona.

Por otro lado también veo la interdependencia con nuestro estado corporal. Hoy estoy enfermo o puedo llevar mucho tiempo enfermo,  “ahora no estoy feliz” pero aunque mi felicidad está muy alejada de mi, puedo considerar su existencia.

El ultimo vinculo es la interdependencia social, “hoy estoy feliz con mi entorno, mañana quizás no lo esté tanto”. Esta perspectiva  nos permite abrir opciones de cambio y de adaptación a nuestra felicidad personal y en conjunción con ella, encontrar un estado de equilibrio entre las dos.

Revisando todas las perspectivas anteriormente descritas, nuestro interlocutor puede nuevamente preguntarnos ¿Qué sucede si quiero SER feliz?

Yo personalmente le sugiero que intente ESTAR el mayor tiempo posible feliz, y de la misma forma que podemos aplicar la duda del ser o el estar a otros conceptos, como puede ser la salud, el optimismo o el compromiso, lo podemos aplicar a la felicidad de la siguiente forma: Si estamos mucho tiempo saludables, somos unas personas sanas, si estamos optimistas, somos optimistas, si estamos comprometidos, somos una personas comprometidas y finalmente si estamos mucho tiempo felices, somos unas personas felices.

Por ello mi última invitación es a que trabajen “su estado de felicidad ”, revisando las perspectivas que nos aporta la dualidad ser y estar. De esa forma a la pregunta ¿eres feliz? la respuesta será  afirmativa aunque comparta su existencia con la respuesta negativa a ¿estás feliz?

¿Buscas resultados? Te sugiero una fórmula para conseguirlos… 

Articulo 2 (resultados)

Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

Vivimos en el mundo de los resultados….”La citada empresa aumenta sus resultados”,  “Hemos cerrado el año con buenos resultados”, “Tenemos que abandonar este proyecto porque no obtenemos los resultados esperados”…

¿Cuántas veces oímos o repetimos la palabra “resultados”? Pueden tomar papel y lápiz y a final del año 2012 me lo cuentan.

Etimológicamente la palabra resultado significa –“Efecto de un hecho, operación o razonamiento”- Si consideramos la palabra o el concepto como lo que es “el resultado de una operación matemática o de una formula”, podemos plantearnos que existen bastantes formas de obtener un mismo resultado.

Si nuestro resultado fuera la obtención de una cifra matemática como por ejemplo el número ocho, para su obtención podríamos elaborar varias operaciones matemáticas: La suma de ocho veces el número uno, la resta del uno al nueve, la multiplicación del cuatro por el dos…podríamos seguir formulando todo lo que quisiéramos.

¿Qué pasa si nos centramos en el resultado como fruto de una única fórmula? Pues que nos encontramos con una probabilidad de éxito mucho menor que si nos planteamos su consecución con la utilización de dos, tres, cuatro, o más formulas.

Por lo que podríamos decir que cuantas más formulas barajemos, más posibilidades de éxito tenemos.

Esto es a lo que llegamos cuando usamos un razonamiento matemático ¿Pero qué pasa cuando el resultado que buscamos no es numérico? Vamos a pensar que el resultado que deseamos obtener es un “cambio” un cambio de localización, de ocupación o de hábitos…

¿Creen que solo existirá una fórmula para el cambio? Pues volviendo a las matemáticas y considerando que las mismas subyacen a nuestra existencia, deberíamos considerar que deben existir varias formulas para obtener cambios. Por ello proponemos diseñen nuevas y variadas formulas para conseguir aquello que desean, no se dejen llevar por la ilusión de solo una formula es la que esconde el resultado que buscan.

Nuestra propuesta no solo les invita a que usen la abstracción matemática, les invita a que la utilicen para tomar en perspectiva el concepto que comentamos al principio del articulo “los resultados” son solo eso “resultados”,  pongan el foco en las fórmulas, exploren distintas y variadas opciones, introduzcan nuevas variables, exploren nuevas posibilidades y no busquen resultados, busquen la garantía de éxito en formular constantemente. Y no olviden nunca que “el resultado solo es el efecto de una fórmula”…

Ahora una nueva pregunta ¿Eres bueno elaborando formulas?…seguiremos explorando.

¿De qué forma  podríamos mejorar la GESTIÓN HUMANA en las empresas?

imagen gente

Articulo de reflexión- Autor: Beatriz Rodriguez de la Flor- Coach Ejecutivo

Cada vez más empresas solicitan los servicios de coaching para  gestionar su Capital Humano.

¿A qué reflexión les lleva la citada pregunta? ¿Cómo sienten que les gestiona su empresa? ¿Cómo perciben las empresas que gestionan a sus equipos?

Cuántas personas al preguntarles como se sienten en el desarrollo de su trabajo diario, responden con afirmaciones como: “Tenemos mucho trabajo, pero la empresa no valora nuestro esfuerzo”. “No sé qué voy a hacer, intento buscar soluciones, pero no encuentro un entendimiento”. “El trabajo me apasiona, pero el equipo no respalda mi trabajo”. “Realmente quiero cambiar de trabajo porque no me encuentro bien en mi entorno laboral”.

Frases como las citadas las oímos muy a menudo en nuestras sesiones de coaching. Pero sabemos se escuchan habitualmente en muchos otros entornos.

¿Qué demandan todas estas personas? ¿Cómo les gustaría que fuera su realidad laboral?

“No estamos hablando de capacidades intelectuales, ni del conocimiento del sector, ni de la formación del capital humano, sino de nuestra demanda de efectividad en la convivencia empresarial.”

Sin dicho “saber humano” no podemos cerrar acuerdos, ni comunicarnos efectivamente, ni involucrarnos personalmente, ni implicarnos de los procesos empresariales, ni aportar ideas, ni motivar equipos, ni levantarnos con una sonrisa después de una reunión de trabajo.

Ahora pueden considerar una opción diferente: Si el coaching le garantizara conseguir alguna de dichas mejoras ¿Elegiría coaching?

En el coaching se trabaja con las personas, con sus deseos, con su motivación, con su ambición, con sus conocimientos y en conjunto con su realidad completa. Y ¿qué es lo que la gente demanda en coaching? Pues curiosamente trabajar las mejoras que hemos mencionado, quieren participar, emocionarse, implicarse, aportar ideas, motivar equipos y acabar el día con una sonrisa.

Nosotros pensamos que el primer paso para el desarrollo de cualquier ser humano en su mejora diaria es tener la percepción de que algo desea cambiar, que algo pasa, que algo le falta o le sobra. La percepción de esa necesidad es la puerta de entrada al cambio. Por el momento si tenemos dicha percepción, ya hemos comenzado a avanzar.

El segundo paso es ponernos en acción, por ello invitamos a que las personas que tengan dicha percepción, se acerquen al coaching para acometer con sus acciones cambios deseados por todos nosotros en nuestras empresas.

Practica el Mindfulness ( o “estado de consciencia plena”)…

Articulo septiembre 2012

Os ofrecemos  la lectura de un articulo escrito por nuestra colaboradora y Coach Ann Voli.

Nos adentra en la practica del Mindfulness con un interesante articulo escrito en su lengua materna.

The Miracle of Mindfulness

Recently I read a quote by Albert Einstein which intrigued me: “There are two ways to live life. One is that nothing is a miracle. The other that everything is a miracle”.

Miracle: the word itself speaks of extraordinary events. Miracolo! Suddenly the blind can see and the lame can walk. Things of that order. But Einstein seems to mean living life as if everything were a miracle.  Ordinary, every day things. Instead of taking things for granted with a ho-hum, been-there-done-that attitude, seeing everything as a miracle would mean to see the ordinary as extraordinary: fresh and new, amazing, exciting! The way a baby gurgles with delight at her fingers and toes.

So very beautiful, I thought, but exactly how do you live the miracle of life?

According to Thich Nhat Hanh, Vietnamese Zen master, one lives the miracle of life through the Buddhist practice of mindfulness. In the Buddhist tradition mindfulness is not simply a practice, it is a way of life, something to strive for by keeping the consciousness alive to the present reality. In other words, the present moment, that fleeting all important moment when we actually live life. For Thich Nhat Hanh, the simple act of walking on this earth, step by step, is a miracle.

The Buddha is reported as saying that the problem of life and death is itself the problem of mindfulness. Whether or not one is alive depends on whether one is mindful. The presence of mindfulness is the presence of life.

Washing the dishes to wash the dishes.

  Nhat Hanh uses the everyday chore of washing the dishes to illustrate the importance of being alive to the present moment. He calls it “washing the dishes to wash the dishes”. His point is that if we wash the dishes simply to have clean dishes or to get it over with and move on to something more interesting, then we are missing that all important present moment. If we are not alive to the miracle of life while standing at the kitchen sink – or during any other task or activity – without our five senses focused and alert to what we are doing and feeling, we are missing out on precious, unrepeatable moments of our existence.

Chopping a squash to chop a squash

I’ve already washed the dishes this morning, in a rush to get it over with, I have to admit. For me, washing dishes is really a chore. As a kid, a chore was something you pretended you didn’t hear when your mother asked you to do it. For the moment, washing the dishes to wash the dishes is beyond me. I decide to experiment being mindful while peeling and chopping the squash which has been sitting in a basket on the kitchen shelf. I love eating squash but to peel and chop a squash is something I have been putting off.

I begin, as Nhat Hanh suggests,  by taking hold of my breath. I like the idea. Taking hold of the breath, as the Buddhists call it, brings up the image of actually reaching out and grasping the ungraspable, the ephemeris substance that keeps us alive.

So, I take slow conscious breaths, observing the air coming into my nostrils and flowing out. I feel the tile floor under my sandals. I wriggle my toes. I notice a cool breeze coming through the open window onto my shoulders. Along with the breeze comes the scent of jasmine on the wall outside. I pick up the squash. It’s a big heavy squash shaped like a bell. I hug it to my belly and notice its weight and how it feels in my hands and against my body.

I hear the click of the vegetable peeler as I shave off the tough yellow skin.  I slice the squash in half. The knife slices cleanly through the squash, thunking down on the cutting board and revealing the deep orange flesh.  I scoop out the pale seeds. Some of the seeds have sprouted inside the moist womb of the mother squash, ready to be freed up to raise their tiny heads and sink their feet into the earth. Carefully I cut the squash into lengthwise slices and then crosswise into chunks. As I slide the chunks off the board and into a pan, I feel their cool compactness on my hands.

Suddenly I feel a warm flood of amazed delight moving through me. Here I am, alive, standing at my kitchen counter with the squash in the pan ready to steam, breathing into the miracle of this precious moment.

I want to hold on to this feeling, I want more of it. I want to live this way, alive, awake, in the moment.

The goal, writes Nhat Hanh, is to be mindful 24 hours a day, or at least during our waking hours. The breath is the key. In his book The Miracle of Mindfulness, he writes that “taking hold of your breath is itself mindfulness. Your breath is the wondrous method of taking hold of your consciousness. Whenever your mind becomes scattered, use the breath as the means to take hold of your mind again.”

It’s that simple. The breath is the entry  point. If I can remember to focus on my breathing as often as possible- getting up in the morning, showering, eating breakfast, answering emails, talking on the phone, working on the computer, driving, loading the washing machine, crossing the street to shop at supermarket – even while washing the dishes  –  then I can begin to live life as a miracle.

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